Un Cuento De Pascua- Rudolf Steiner
Había
una vez una familia de liebres de Pascua, el padre, la madre y los
siete hijos. El padre y la madre liebre no sabían quién de sus
hijos iba a ser ese año la liebre de Pascua. Entonces la madre
liebre de Pascua cogió una cesta con siete huevos, y el padre liebre
de Pascua llamó a sus siete hijos y dijo al mayor:
-Coge
un huevo de la cesta y llévalo al jardín de la casa donde viven
muchos niños.El
mayor cogió el huevo dorado y se fue con él a través del bosque,
cruzó el riachuelo, atravesó la pradera y llegó al jardín de la
casa de los niños. Entonces quiso saltar por encima de la verja, dio
un salto demasiado grande y el huevo se cayó y se rompió. Ésta no
era la verdadera liebre de Pascua.Le
llegó el turno al segundo. Éste cogió el huevo plateado, corrió
con él a través del bosque, cruzó el riachuelo y llegó a la
pradera. Entonces le llamó la urraca:-Dame
tu huevo, dame tu huevo y te regalaré una moneda.Y
sin que la liebre se diera cuenta, ya se había llevado la urraca el
huevo a su nido. Ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.Le
tocó el turno al tercero. Éste escogió el huevo de chocolate,
corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, llegó a
la pradera y justo entonces, llegó saltando de un pino alto una
ardilla, puso grandes ojos y preguntó:-¿Está
rico?-No
lo sé, lo quiero llevar a los niños.-¿Me
dejas probar un poco?La
ardilla chupó un poco y, como le gustó tanto, siguió lamiendo, y
la liebre lamió con ella hasta que todo el huevo había
desaparecido. Cuando la tercera liebre llegó a casa, la madre liebre
de Pascua le tiró de los pelos de su morrito que aún estaban llenos
de chocolate y dijo:-Tú
tampoco eres la verdadera liebre de Pascua.Ahora
le llegó el turno al cuarto. El cuarto cogió el huevo con muchas
manchitas. Con este huevo corrió a través del bosque. Cuando estaba
cruzando el riachuelo se paró en medio y se vio en el riachuelo como
en un espejo. Cuando se estaba mirando, ¡plaf!, se cayó el huevo al
agua. Ésta tampoco era la liebre de Pascua.Le
llegó el turno al quinto. El quinto cogió el huevo amarillo. Con él
corrió a través del bosque y antes de llegar al riachuelo se
encontró con el zorro.
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