que miras por igual a todos tus hijos, a quienes ves enfrentado.
NUESTRO, DE TODOS: de los 4.000 millones de personas que poblamos la tierra, sea cual sea nuestra edad, color o lugar de nacimiento.
QUE ESTÁS EN LOS CIELOS: y en la tierra, en cada hombre, en los humildes y en los que sufren.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: pero no con el estruendo de las armas, sino con el susurro del corazón.
VENGA A NOSOTROS TU REINO: el de la paz, el del amor. Y aleja de nosotros los reinos de la tiranía y de la explotación.
HÁGASE TU VOLUNTAD: siempre y en todas partes. En el cielo y en la tierra. Que tus deseos no sean obstaculizados por los hijos del poder.
DANOS EL PAN DE CADA DÍA: que está amasado con paz, con justicia, con amor. Aleja de nosotros el pan de cizaña que siembra envidia y división.
DÁNOSLO HOY: porque mañana puede ser tarde. Los misiles están apuntando y quizás algún loco quiera disparar.
PERDÓNANOS: no como nosotros perdonamos, sino como tú perdonas, sin lugar al odio y al rencor.
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN: del almacenar lo que no nos diste, de acumular lo que otros necesitan, de mirar con recelo al de enfrente.
LÍBRANOS DEL MAL: que nos amenaza. De las metralletas, de los misiles, de los millones de toneladas de armas, porque somos muchos, Padre, los que queremos vivir en paz.
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